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Mostrando entradas de marzo, 2014

Cartas de amor.

He pasado la noche entera leyendo cartas de amor de famosos artistas a sus amadas/os, y me he dado cuenta de que el amor te cambia. El autor de "El principito." Saint-Exupéry incluso mató al célebre personaje, asesinó su esencia al escribirle a su eterno amor no correspondido. "No hay más Principito, hoy día ni jamás. El Principito está muerto o se volvió totalmente escéptico. Un Principito escéptico no es más un Principito. Estoy resentido con usted por estropearlo. No habrá más cartas, teléfono ni señal. No fui prudente ni pensé que arriesgara pena, pero me lastimé en el rosal cogiendo una rosa. El rosal preguntará: ¿Qué importancia tenía para usted? Ninguna, rosal, ninguna. Nada importa en la vida. No más vida. Adiós rosal" Cartas de amor que son un grito ahogado, pero después de todo, eso es el amor, un grito al vacío, no tiene ni comienzo ni final. Me gusta escribir cartas de amor, siento que es como decirlo todo, lo bueno y lo malo, de una maravillosa mane

Algún día, quizás pronto.

Algún día. Algún día, señor, el destino va a estar de nuestro lado Vamos a estar frente a frente Esperando que la moneda caiga de cara Algún día, quizás pronto Vamos a tenernos tan cerca, tan cerca Que al estirar las manos nuestros dedos van a rozarse Algún día, quizás pronto. Vamos a estar cara a cara, con la respiración agitada, y las palabras nunca dichas van a chocar entre ellas,  saliendo a mares en el lenguaje que van a crear nuestras miradas. Algún día, quizás pronto.  Yo voy a poder amarlo como quiero, voy a poder amarlo como merece. Algún día, quizás pronto. Vamos a poder rompernos el corazón. Por ahora, quédese como un sueño lejano, fantasía mía.  Algún día, quizás pronto. Voy a poder sonreír desde la lejanía,  llegar a su encuentro,  besarlo en los labios.

Antojos.

Se me antoja tenerte a mi lado, sentir tu respiración calmada y tu barbilla en mi pelo, se me antoja esconder la nariz fría en tu cuello mientras me dices que me amas, se me antojan tus manos en la espalda, con caricias suaves y espontáneas, mientras encojo las piernas y cierro los ojos, se me antojan tus brazos protectores, tus manos traviesas y calientes, tu sonrisa fácil y tu mirada tranquila.  Se me antoja despertar como aquel día, con un beso tibio en la frente, y esa mirada de completa felicidad sobre mí, se me antojan de nuevo los susurros prohibidos, las mordidas y las sonrisas, se me antoja tu aliento cálido chocando con mi cuello y tus dedos en mi cabello. Se me antoja tomar tu mano, abrazarte, decirte cosas al oído en medio de la multitud, se me antoja creer que eres mío y desnudarte con los ojos en medio de la gente. Y se me antoja el futuro. Se me antoja despertar cada día a tu lado, y ser yo quien te sorprenda con besos, se me antoja preparar desayuno para dos, y desp