Prófuga.

Luego de tomar un café a tu lado mientras besabas los dedos de mis pies, me entró miedo.
Fui profetisa de tu amor, musa de tus obras y lo que impulsaba tu corazón a seguir latiendo, me dijiste mil veces que me amabas con esa mirada despistada, más de una vez quise ser prófuga de este sentimiento, huir y no volver pero algo me ataba a ti.
Decías quedar anonadado con mi belleza, una belleza que desde mi punto de vista sólo tus ojos podían percibir, te gustaba la pasión con la que hacía las cosas, te gustaba mi sonrisa que ocultaba un alma torturada por la sociedad despectiva.
Me pediste mi alma, antes de pedirme mi cuerpo y pienso que debí esperar antes de entregarte los dos... te convertiste poco a poco en una de mis pasiones, en uno de mis sueños, en una mis metas. 
Te dije que podía ser yo misma si querías, te dije que podía enseñarte amar aún sin saber absolutamente nada del tema, te dije que podía regalarte cada uno de mis triunfos, te dije que podía pertenecerte...
Ya entendí que no puedo ser prófuga de mis sentimientos.