El club de los poetas suicidas: Hart Crane
Se arroja al Atlántico desde la cubierta del buque Orizaba en el Golfo de México, el 27 de abril de 1932. "En la borda, el sabor a salitre / me llama a ser océano. / Valoro la distancia / y alzo el vuelo."
En la tumba de Mellville:
Lejos de este arrecife, a veces, bajo la ola
Los dados de los huesos de los muertos
Vio legar un mensaje, al contemplarlos
Batir la orilla, en polvo oscurecidos.
Sin campanas cruzaban barcos náufragos.
El cáliz de la muerte generosa
Devolvía un disperso, lívido jeroglífico,
Envuelto en espiral de caracolas.
Luego en la calma de una vasta espira,
amarras hechizadas, y en paz ya la malicia,
Había escarchados ojos que elevaron altares;
Por los astros reptaban las calladas respuestas.
Ni cuadrante ni brújula imaginan
Más distantes mareas... Y por la azul altura
El canto no despierta al marinero.
Que su mítica sombra sólo el mar la conserva.
Hart Crane.
En la tumba de Mellville:
Lejos de este arrecife, a veces, bajo la ola
Los dados de los huesos de los muertos
Vio legar un mensaje, al contemplarlos
Batir la orilla, en polvo oscurecidos.
Sin campanas cruzaban barcos náufragos.
El cáliz de la muerte generosa
Devolvía un disperso, lívido jeroglífico,
Envuelto en espiral de caracolas.
Luego en la calma de una vasta espira,
amarras hechizadas, y en paz ya la malicia,
Había escarchados ojos que elevaron altares;
Por los astros reptaban las calladas respuestas.
Ni cuadrante ni brújula imaginan
Más distantes mareas... Y por la azul altura
El canto no despierta al marinero.
Que su mítica sombra sólo el mar la conserva.
Hart Crane.
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