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Mostrando entradas de julio, 2014

Arena entre mis manos.

Hoy la realidad me dio una bofetada. Caí en cuenta de lo rápido que pasa el tiempo de la manera más cruel que una niña -ahora ¿mujer?- puede caer. Caminaba tranquilamente, llegando a mi casa, cuando me di cuenta de que en mi bolsillo tenía mi medalla de bachiller, sí, no fue cuando me la entregaron, ni cuando la tuve en mi cuello, no fue cuando me dijeron "Felicidades, bachiller", sino cuando caminaba a casa, como tantos otros días durante tantos años y sentí en mi bolsillo, ese peso que representaba toda mi vida académica.  No sólo eso, me acabo de dar cuenta que la hermana de mi mejor amigo de la infancia, sí, la que sacábamos del juego y siempre era mantequillita cumple quince años. Que una de las mujeres que más me consintió, aquella que jugaba solitario en su cama, y nos hacía torta de chocolate y macarrones con queso, hace seis años que se nos fue.  Que aquella prima con la que pasaba las vacaciones, esa que me enseñó cada cosa terrenal de esta vida y que me sacó de

Mi vena histórica se encuentra a mi vena romántica.

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Siempre tuve una extraña fascinación por Adolf Hitler, desde que tengo memoria, ese cruel y metódico hombre me genera muchísima curiosidad, aquel joven cabo del ejército Alemán, que tras la cruda derrota de su madre patria sintió que debía devolverle lo que era suyo por derecho. -Honor a quién honor merece-  Sinceramente, la historia de Alemania está llena de ironías, para empezar, mientras luchaba en la primera guerra mundial, le pareció una buena idea financiar la Revolución de un joven Lenin, sí, ese Lenin que junto a Stalin convirtió a Rusia en la madre del comunismo, aquella Rusia que dejó a Alemania por los suelos en 1945.  Después, a cierto cabecilla del ejército Alemán, le pareció prudente enviar a un pobre diablo sin rumbo -El joven Adolf- a espiar a un pequeño grupo de trabajadores, un puñado de hombres que tenían la certeza de que les habían arrebatado la guerra, el destino ató cabos, y Hitler terminó enamorándose de aquella maravillosa creencia, de luchar por lo que les q

Google nos quiere joder la revolución. (Ja, ja)

Inconcebible, esta obra de teatro que nos montaron cada día se vuelve más absurda, más ridícula. El gobierno nacional junto a sus queridísimos periodistas -sí, a esos a los que no les ponen la mordaza- se pone cada vez más y más en vergüenza.  Nada de parafernalia, aquí vamos a ser bien coloquiales. Parecen una novia fastidiosa, de esas que se crean una telenovela de todo, que si una amiga del novio los saluda, ya creen que la tipa se los va a robar.  No, broder , no todo lo que pasa en el mundo gira al rededor de ustedes, no todo lo que hace Estados Unidos es un sabotaje a la "revolución". No, broder. Resulta que ahora,en  La iguana TV  escribieron un artículo sobre el doodle con el que Google conmemoró los 203 años de la declaración de independencia venezolana.  Les voy a dejar el link, para que se rían un ratito. Porque mientras los creadores de los doodles están rascándose las pelotas y viendo el partido, estos personajes -porque son dignos de una novela "miame