La verdad.

Geroge Orwell, autor de aquel clásico “1984” , donde nos situaba ante un mundo totalitario en el cual todos los valores y los contenidos semánticos se confundían hasta el punto de que el Ministerio de la Guerra había pasado a ser el Ministerio de la Paz, ubicaba el mayor peligro moral del siglo XX en el desprestigio de la verdad objetiva, la incredulidad del público y el cinismo de los más pensantes en torno a ella.

Ramon Jimeno

La culpa es del inocente.

A veces cuando leo una novela de Orwell me parece estar leyendo la historia de Venezuela, a veces, cuando leo las noticias en Venezuela, me parece estar leyendo palabras de Orwell.

La verdad. Ramon Jimeno dice que Orwell ubicaba el mayor peligro moral del siglo XX -y del siglo XXI creo yo- en “El desprestigio de la verdad objetiva,la incredulidad del público y el cinismo de los más pensantes en torno a ella.”

Me parece un tema importante, la verdad. Ayer mientras veía la entrevista de Jordi Évole a Nicolás Maduro, cierta situación que se presenta en el capítulo me hizo pensar en este párrafo del libro, al principio del programa, Jordi Évole va a una zona popular de Caracas y entrevista a varias personas, entre ellos a tres señores de la tercera edad, uno se declara abiertamente opositor, el segundo dice ser chavista y dice que además votó por Maduro, el tercero dice que es chavista pero que cree que Nicolás Maduro hizo fallar el proyecto de la Revolución.

El señor que asegura votó por Maduro, menciona que aunque él no está haciendo las cosas bien, y aunque cree que ese no era el proyecto de Chávez, votaría por él cuantas veces fuera necesario porque fue lo que pidió “El Comandante” Y que él, es fiel a su ideología.

El desprestigio de la verdad objetiva, tienen los hechos frente a sus ojos, los viven a diario, los conocen como la palma de su mano, pero lo desprestigian, porque Chávez lo dijo al revés, porque todos se pueden equivocar, pero a Chávez no se le dio suficiente vida para que todos vieran el monstruo que es y sólo unos pocos nos dimos cuenta desde el primer momento.

A diario vemos noticias trágicas de nuestro país, los jóvenes mueren a balazos, las personas mueren sin medicamentos, los niños mueren de desnutrición, las madres se mueren de dolor y ahora masacran etnias indígenas, mientras tanto, ellos bailan salsa y champeta en vídeo y ríen con sus grandes bocas de cerdos mientras Napoleón da órdenes.

Sin embargo, en las calles de España, Ecuador, Perú, Panamá, Estados Unidos, Colombia y pare de contar, las personas formulan la pregunta que a los venezolanos nos enfurece: ¿Es verdad?

Pues es verdad.

Aunque las personas pensantes lo tomen con cinismo, a pesar de la incredulidad del público, y sobretodo, a pesar del desprestigio, es verdad, Venezuela se desangra.

Este 23 de febrero esa verdad quedó al descubierto, y aunque aún hay personas que lo cuestionan, zurdos de starbucks que defienden lo indefendible, comunistas radicales con el cerebro de adorno, o señores de zonas populares que apoyan a un dictador porque un asesino golpista MUERTO se los pidió, esta verdad no puede ser escondida ni ignorada nunca más.

La izquierda, el comunismo, el socialismo, al ver que estaba muriendo y que poco a poco parecía perder adeptos y credulidad, se aprovechó de las minorías, ahora son feministas, cuando Chávez toda su vida se aprovechó de las mujeres, las insultó y se burló de sus oponentes, cuando encarceló injustamente a la jueza Maria Lourdes Afiuni, donde fue violada y maltratada sin que la revolución feminista hiciera nada al respecto, ahora son pro LGBT cuando se ríen llamando a los líderes opositores mariposones, maricones, y demás adjetivos.

La gente olvida, pero yo les recuerdo, la izquierda, los movimientos socialistas y comunistas que ellos tanto idolatran, humillaban a las mujeres y a los homosexuales, el Che era homofóbico, en la Unión Soviética, eso era motivo de cárcel, la Revolución del siglo XXI no es el sueño de las minorías, esa es una verdad que no debe ser desprestigiada, y me da risa y lástima ver personas que nacieron en países con libertades plenas, defender un sistema que los oprimiría por como piensan, por su orientación sexual o simplemente por diferir.

En fin, seamos objetivos y no permitamos que por la ignorancia, la incredulidad y el desprestigio, se vuelvan a cometer errores catastróficos bajo consignas como Patria, Socialismo o Muerte.

Ahí estaba la señal más clara.