Un libro.
Caminó cabizbaja, tenía tanto que esconder, y a la vez nada, se sentía sola y vulnerable, tonta y pequeña, sonreía pequeño mientras leía su libro y sus ricitos rebeldes se colaban sobre sus ojos, y acariciando sus mejillas llenas de pecas traviesas, estaba ajena al mundo, porque la soledad que sentía era tan grande, que comenzó a pensar que si estaba sola, y entonces suspiró, un suspiro cargado de cansancio, de molestia, de frustración, de esos suspiros que dicen "Esta es la última vez." Y levantó la cara, con su nariz apuntando al cielo, siguió caminando, parecía segura pero en realidad apretaba el libro de fantasía contra su pecho, con fuerza, como si fuese un escudo, lo único capaz de salvarla en caso de un abuso, y de alguna manera así era, porque toda su vida se había refugiado en los libros para esconder su seguridad, detrás de una inteligencia que no siempre utilizaba en la escuela, detrás de un cabello enmarañado y alborotado, detrás de unas gafas, detrás de un libro,