Delirios de soledad.
Me pasa, que cuando no le
tengo cerca, escribo para no morirme, y es que no termino de entender porqué
vivo a través de las cosas, le extraño, como le extraño.
Pensar en él me hace
sonreír, me oprime el corazón, siempre le digo que lo amo cómo nunca he amado a
nadie, pero creo que miento, comienzo a pensar que en realidad nunca he amado a
nadie, que apenas comienzo a amarlo a él, y que lo amo mucho más cada vez que
respiro.
Nunca me había dolido tanto
la soledad, siempre había disfrutado especialmente de ella, el silencio
tranquilo y ligero, el leve vacío en el alma que llenaba hablando conmigo
misma, esa molestia siempre estuvo ahí, pero aprendí a vivir con ella,
ignorarla, y disfrutar mi soledad, pero ahora que él vino, entrando a mi vida
sin permiso, rompiendo las ventanas, azotando la puerta, volteando mis normas y
besándome en los labios, ahora que él calmó esa molestia, se nota y duele su
ausencia.
No soporto desearlo a toda
hora, ese anhelo desesperante y absurdo, esa sed de él, la necesidad de tenerlo
cerca… no puedo decir que no sé vivir sin él, pero prefiero estar con él.
Y esto es lo que sale de mis
delirios de soledad, este es el producto de extrañarlo y anhelarlo.
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