Sin título

 Siempre he romantizado un poco la soledad, tal vez es mi manera de defenderme de las cosas que a veces me duelen.

Últimamente mi vida está patas arriba, ya no pinto, ya no leo, ya no escribo poesía.

Hace días que mi dedos no pliegan papel, no cosen historias y tampoco las escriben, hace tiempo que olvidé quién soy.

No sé qué estoy esperando, tampoco sé si va a pasar, o siquiera cuándo, otra vez estoy detenida en tiempo y espacio, como flotando, como en la luna.

Tengo tanto qué decir, pero no quiero hablar, antes no podía estar sola, ahora no quiero compañía, tengo miedo, me quedo sin aliento, la ansiedad parece estar volviendo.

Constantemente me encuentro divagando sobre la vida, qué somos, por qué estamos aquí, a qué se debe tanto sufrimiento, tal vez lo escogemos. Hasta que miro a mi al rededor, y me doy cuenta de todo lo que me queda por conocer, del mundo de posibilidades que me queda por explorar, de todos los paisajes hermosos frente a los cuales me puedo sentar, y eso me mantiene viva, la esperanza de que siempre habrá un nuevo destino, un nuevo lugar por ver.

No sé cuánto va a tardar, pero pasará cuando tenga que pasar, finalmente estoy decidida a simplemente dejarme llevar.

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