Manías.

Cada persona tiene sus manías, pensé, cada uno se mata a su manera. 
Yo también tengo mis manías, amar lo doloroso, aferrarme a lo imposible, enamorarme de lo que daña, el alcohol, el cigarrillo, tú. 
Estar enamorado es una forma de esclavizarse, pero está bien, supongo, en algún momento tiene que suceder.
No poder contener tus impulsos, terminar con todo y volver a empezar.
Las segundas oportunidades, las terceras, las cuartas, las quintas, y hasta esas oportunidades que terminan siendo un buen polvo.
Uno cae para levantarse, y cuando ya no puede seguir, simplemente se detiene, a veces puedes sentirte un poco muerta, y esa persona te devuelve a la vida, lentamente, lenta y dolorosamente... 
Su sonrisa comienza a molestarte, pero no puedes dejar de mirarla, no lo quieres cerca, pero tampoco quieres que esté con nadie que no seas tú, te gustaría guardarlo en una campana de cristal, tu tesoro, tuyo.
Enamorarse es como morir todos los días, y nacer en una misma persona, y cometer los mismos errores, enamorarse es amar tus errores, amar sus errores, y dejarte joder. En cualquier sentido. 
Amar es que esa persona te saque de quicio, que te desespere, que te haga llegar al límite, y que sin embargo, no quieres verlo sufrir, no quieres que corra peligro, por mucho que te destruya desde adentro.
Amar es soportar la distancia.
Amar, a veces es destruirse el uno al otro.
Y volver a construirse en el amor.



Amar es saber que darías la vida por una persona, a pesar de que esa persona ya que te está quitando la vida.

 

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