Para aquel que no te supo valorar.

Ya era tiempo, era tiempo de decirte todo sin rencor alguno, me sentí tan triste por tanto tiempo, y aún me duele recordar ciertas cosas, pero ya estoy aprendiendo a levantarme.
Estoy bien, y estoy agradecida, agradezco cada momento maravilloso que me hiciste pasar, agradezco cada momento que me pareció eterno, cada risa, cada canción dedicada, cada mensaje de texto, cada mirada enamorada, cada botella de cerveza, cada beso, cada caricia... gracias.
No me arrepiento de nada, porque este dolor también debe ser parte de vivir, y me está enseñando que no todo en este mundo es fácil, me está enseñando a crecer, me está enseñando lo que valgo.
Lamento haberte hecho pasar aquellos malos ratos, lamento cuando me salí de mis casillas y cuando perdí el control, tu eres humano, a veces lo olvido. 
Pero lo que más lamento, es que no supieras ver todo el amor que te daba, que no supieras ver mis acciones, mi preocupación por nosotros, porque aunque lo niegues, sé que cada día que pasaba estabas más lejos de mí, sé cuando tus ojos miraban otras curvas y tus labios besaban otras bocas. Aunque lo niegues, yo seguía recogiendo los pedazos de una relación que quería avivar, y que a ti parecía no importarte.
Amigo, en aquellos malos momentos me tendiste la mano, pero muchas veces, cuando te tendí la mía, no te era suficiente. Te hice mi héroe, mi compañero, y tu caminabas pasos delante de mí, alejándote cada vez más, quizás fue mi esfuerzo el que nos destruyó, pero no podía estar tranquila si veía como te ibas.
Me siento triste, pero porque sé que nadie va a quererte como yo, no porque no seas especial, sino porque el mismo amor no aparece dos veces, y aquel que yo sentía por ti es inigualable, aún ahora, después de tanto dolor.
Amigo, lamento que no supieras ver...
Ver que yo pararía una bala por ti.
Ver que cuando me tomabas de la mano yo me sentía dichosa.
Ver que cada día, trataba de verme más bonita por ti. Ahora aprendí a hacerlo por mí.
Ver que yo te valoraba y te amaba por quién eras, no por el dinero en tu bolsillo, o el tiempo en tu reloj. 
Y aún te amo.


Carta de una amiga, a aquel que no la valoró.