"Vírgenes suicidas"

"Las chicas son mujeres disfrazadas que entienden el amor y la muerte."

La observaba desde su cuarto, con un par de binoculares, y sonreía al verla actuar, se cepillaba el cabello rubio con gracia, lo dejaba liso como seda y brillante, y luego se ponía perfume, se cambiaba el vestido y se calzaba un par de zapatos te tacón, pero no salía, no podía salir...

Ella era una sombra, un secreto, una mentira, un sueño, y él simplemente la soñaba, la observaba crecer, siendo una adolescente, sentándose en el alfeizar de su ventana, escuchando rock y bailando, o simplemente dando vueltas en la felicidad de su encierro.

El tenía tanto miedo de hacer algo mal, sabía todo sobre ella, que su padre era administrador en una compañía, que su madre era ama de casa, que sufría de problemas nerviosos y que nunca la dejaba salir de casa porque pensaba que el mundo era hostil, que habían asesinado a su hermana menor, y que ella se llamaba Cecilia, y le gustaba tanto aquel nombre, pero sólo eso, nunca había escuchado su voz, hasta aquel día.

El encontró su nombre por casualidad en el directorio telefónico, y luego de planteárselo varias veces decidió llamar, y escuchó su dulce voz. El no dijo nada, puso algo de música en el tocadiscos y lo dejó correr.

La sintió tan cerca...

Pensó que la había salvado, que su encierro sería más llevadero, pero no, ella no se conformó con el silencioso amor que él le daba, y aquel jueves... Cecilia saltó por la ventana.

"Tenemos aquí a una soñadora, alguien totalmente fuera de la realidad. Cuando saltó, seguramente creyó que iba a volar."