Un chico de "esos"
El era de "esos" le gustaba tomar y dejar, nunca daba dos bocados a la misma presa, no le gustaba repetir, porque él pensaba que sólo había una cosa buena en las mujeres, su belleza externa.
Y entonces llegó ella, y maldita sea, Dios sabe que él era sincero, que todo cambió cuando la vio pasar escondida detrás de un libro.
El recuerdo era tan nítido que casi podía palparlo, sonríe al pensarlo... "la presa difícil" había dicho, de esas que había que enamorar para comer, y a ver que se equivocó.
No era la gran cosa, pero él le veía mucho potencial, a pesar de los comentarios de todos sobre su físico, algo tenía que le detenía el corazón y le hacía hervir la sangre... y es que era tan diferente.
Le preguntó su nombre, le habló de cosas banales, le dijo que se veía bonita y se río cuando ella lo miró de esa manera tan extraña, apreció como fruncía el ceño, le tomó la mano, le robó un par de besos, la hizo sonreír, le contó los lunares, jugó con los dedos de sus pies, se aprendió sus sueños, escuchó sus miedos, guardó su secretos, y luego le hizo el amor, una vez, dos, y tres, y entonces se dio cuenta... la había probado demasiado, se la había bebido entera, y aún no estaba satisfecho, entonces lo supo, y todos lo supieron, un chico de "esos" se había enamorado, y un día cometió un error, un error que le costó la vida, retrocedió tantos pasos, y ahora ella era un dibujo lejano, un anhelo imposible.
Hoy sigue probando de a bocados, una por una, pero siempre pensando a su chica escondida tras un libro, la única que además de ocupar su cama, ocupó su corazón y su vida por entero.
Y entonces llegó ella, y maldita sea, Dios sabe que él era sincero, que todo cambió cuando la vio pasar escondida detrás de un libro.
El recuerdo era tan nítido que casi podía palparlo, sonríe al pensarlo... "la presa difícil" había dicho, de esas que había que enamorar para comer, y a ver que se equivocó.
No era la gran cosa, pero él le veía mucho potencial, a pesar de los comentarios de todos sobre su físico, algo tenía que le detenía el corazón y le hacía hervir la sangre... y es que era tan diferente.
Le preguntó su nombre, le habló de cosas banales, le dijo que se veía bonita y se río cuando ella lo miró de esa manera tan extraña, apreció como fruncía el ceño, le tomó la mano, le robó un par de besos, la hizo sonreír, le contó los lunares, jugó con los dedos de sus pies, se aprendió sus sueños, escuchó sus miedos, guardó su secretos, y luego le hizo el amor, una vez, dos, y tres, y entonces se dio cuenta... la había probado demasiado, se la había bebido entera, y aún no estaba satisfecho, entonces lo supo, y todos lo supieron, un chico de "esos" se había enamorado, y un día cometió un error, un error que le costó la vida, retrocedió tantos pasos, y ahora ella era un dibujo lejano, un anhelo imposible.
Hoy sigue probando de a bocados, una por una, pero siempre pensando a su chica escondida tras un libro, la única que además de ocupar su cama, ocupó su corazón y su vida por entero.
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