Aparece.

Yo, tan despeinada y alterada, tan ansiosa y poco conservadora, tú llegaste, y me quitaste el cabello del rostro sólo para besarme.
Tenía miedo, jugaba con mis dedos en los rincones, ordenaba tres y hasta cuatro veces la misma cosa en busca de una respuesta, una inspiración, y tu sostuviste mis manos con fuerza, pero sin hacerme daño, me acercaste a ti, y susurraste "tranquila" y yo no necesité nada más, porque tu voz me tranquiliza.
Y cuando tenía ataques de nostalgia, y comenzaba a llorar recuerdos, tu me decías con una sonrisa que mi presente eras tú, y nada cambiaría eso.
Cuando mi falta de inspiración atacaba, despegabas la vista de tu libro, me mirabas con ese par de ojos negros y entonces cada sentimiento volvía.
Porque eres mi salvación, mi vida, lo que me alimenta, mi razón... porque después de todo, tú sólo estás en mis libros, en mis letras y en mi mente.
Aparece.
Comentarios
Publicar un comentario