Hay muchos hombres...
Nunca he confiando en los hombres, porque hay demasiadas cosas que ellos no entienden, no digo que todos sean iguales, pero todos me han fallado... todos.
Por ejemplo, muchos no entienden la belleza de un gesto, la simplicidad del amor, o la belleza del alma.
Muchos no entienden el poder de la pasión, la importancia de los ideales o todo lo que hay en una lágrima.
Muchos hombres no entienden la belleza, la belleza que está en las cosas pequeñas, una sonrisa, una mirada, la palabra misma.
Es por eso que me gustan los artistas, casi todos son puro corazón, los escritores... ah, los escritores, que están hechos de palabras, viven de palabras, sienten palabras y todo les parece una potencial obra de arte... hecha de palabras.
Lo malo de muchos escritores es que hablan de cosas que no entienden, y eso es quizás lo que hace sublime su obra, pero no le encuentro sentido -yo no le encuentro sentido a casi nada.- a que hablen, por ejemplo, de la tierra, cuando ellos no la trabajan.
Decir eso de los hombres, es algo insensato, porque aquí estoy, escribiendo sobre ellos, cuando yo no los entiendo.
Hay muchos hombres que no comprenden la belleza de una mirada cansada y una sonrisa rota, de una mujer solitaria y una escritora absurda.
Pero ese es el punto, que hay muchos hombres...
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