"¡Adiós, fantasía mía!"

Se me escapa como arena entre los dedos, 
cada esperanza que un día tuve.
Fuiste mi herida más temprana,
un azote momentáneo que ha tardado años en sanar,
fuiste lo que más me dolió en algún momento,
y que ahora no es más que una cicatriz imborrable.

Las palabras salen de mi boca,
sin sentido alguno muchas veces.
Las sonrisas se me escapan en los labios, 
sin sentirlas realmente.
La vida se me pasa rápido,
sin vivirla en realidad.

"El dolor, hay que sentirlo"
Lo sentí tanto que ya no siento nada,
como las papilas gustativas, 
mi alma alcanzó su nivel de percepción. 

Me siento encerrada, 
en mí misma.
Es como si mi cuerpo fuese la prisión de mi alma.
Estoy confinada a andar sin darme cuenta, 
a vivir sin sentir,
a temer y nada más.

Aunque todo fue sólo una fantasía,
lo extraño.

"¡Adiós, Fantasía mía!
¡Adiós, querida compañera, amor mío!
Me voy, no sé adónde
ni hacia qué azares, ni sé si te volveré a ver jamás.
¡Adiós, pues, Fantasía mía!"

Walt Whitman.