Seguimos.

Estoy cansada. ¿Cuántas veces he empezado a escribir usando esta frase? Cualquiera pensaría que hace años que no puedo andar, que el agotamiento me gana. Pero no, aún cansada me levanto cada mañana a trabajar, por mí, por él, por esto, sea lo que sea -el país, me refiero, que ya no sé qué es.-
Quisiera volver a escribir sobre el desamor o sobre libros fantásticos, pero este guayabo de mi tierra me tiene tan mal, que la tristeza me ahoga de vez en cuando, me pasa que algunas noches no puedo dormir, sacando cuentas, pensando en lo magullado que está mi país, para tratar de dormir, fantaseo con que vivo en un país donde puedo ir al súper y comprar lo que quiera, ir a una universidad de calidad y aplicar para un empleo que me dé lo que necesito para vivir.
¿Cómo es que la cotidianidad se volvió tan titánica en Venezuela? 
A veces no duermo, tengo una pesadilla constante en la que me quedo aquí, para siempre, sin oportunidades, sin ganas de seguir y con mucho miedo, y luego me matan, y suspiro con agradecimiento.
Me emociona la idea de salir, de caminar por la calle sin miedo, de comer y comer lo que me de la gana, de que el dinero no se me acabe en una ida al supermercado. 
También siento culpa por querer salvarme, sin importar las millones de familias que se quedan aquí, sin siquiera poder soñar antes de dormir.
Tengo 20 años, se me ocurren muchas cosas que debería estar haciendo, millones de cosas que debería estar pensando.
Cada día me llenan las redes sociales con noticias y acontecimientos nuevos, pero ¿cuáles son ciertos?
Estamos en la tormentosa espera de que algo pase, y aunque todos queremos ser parte de la solución, a veces hasta al más bárbaro se le duermen las ganas de luchar.
Sigo andando, aunque estoy cansada.
Seguimos andando, aunque estamos cansados.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Las 15 mejores películas adolescentes.

"一日三秋"

Y grita ¡Viva Fidel! - Poema Cubano.