47 minutos eternos de 19 miradas efímeras.
Una mirada, con una simple mirada supo que la castaña con el vestido rojo era la mujer más hermosa del salón, supo que la quería para él, ella le devolvió la mirada y un leve sonrojo inundó su rostro pecoso.
Le gustaba, se acercó, susurró a su oído promesas de amor eterno, como si la conociera desde siempre, aunque en realidad, sólo se conocían hace 19 miradas, pero para él fue suficiente.
¿Qué no la conocía bien? Sabía que era castaña, insegura, inteligente, madura, hermosa, y todo eso lo había descubierto con 19 miradas que habían compartido en aquellos 47 minutos que parecieron interminables.
¿Qué ella no lo conocía bien? No había mucho que decir de él, era millonario, le gustaba el golf, el ajedrez, el olor a cuero, el color negro... ah, sí, y le gustaba ella...
Pero no estaba convencida, él podía conformarse con 19 miradas efímeras, pero ella no, ella era más que eso, más que 47 minutos eternos de 19 miradas efímeras.
Decidió volver a prometer, esta vez prometió que despertaría en su cama de dosel cada mañana, que no tendría que ir a las fiestas con sus tontas amigas, las cuales eran completamente incapaces de distinguir el vino tinto del blanco, aunque el color estaba en el nombre, no, no tendría que ir con ellas porque desde ese día iría de su brazo.
Pero le costaba creerle, porque había sido engañada una cantidad de veces más grande que el número de pecas que tenía regadas en el pecho al azar.
Entonces él juró que trabajaría para darle a ella y a los hijos que tendrían, absolutamente todo lo que quisieran, si acaso quería vestir de diamantes, de diamantes la vestiría.
Y en sus ojos vio verdad, 47 minutos eternos de 19 miradas efímeras llenas de verdad... y susurró en su oído algo.
"¿Y si no quiero diamantes? ¿Qué tal si sólo te quiero a ti?"
Y él lo supo, supo que podría darle a esa mujer lo que quería, porque él sólo la quería a ella, porque esos 47 minutos eternos de 19 miradas efímeras se convertirían en 47 años efímeros (Porque el tiempo con ella pasaba rápido y feliz) o más de 19 mil, no, 19 millones de miradas eternas (Porque no le molestaba mirarla cada día y cada noche y cada tarde...)
Le gustaba, se acercó, susurró a su oído promesas de amor eterno, como si la conociera desde siempre, aunque en realidad, sólo se conocían hace 19 miradas, pero para él fue suficiente.
¿Qué no la conocía bien? Sabía que era castaña, insegura, inteligente, madura, hermosa, y todo eso lo había descubierto con 19 miradas que habían compartido en aquellos 47 minutos que parecieron interminables.
¿Qué ella no lo conocía bien? No había mucho que decir de él, era millonario, le gustaba el golf, el ajedrez, el olor a cuero, el color negro... ah, sí, y le gustaba ella...
Pero no estaba convencida, él podía conformarse con 19 miradas efímeras, pero ella no, ella era más que eso, más que 47 minutos eternos de 19 miradas efímeras.
Decidió volver a prometer, esta vez prometió que despertaría en su cama de dosel cada mañana, que no tendría que ir a las fiestas con sus tontas amigas, las cuales eran completamente incapaces de distinguir el vino tinto del blanco, aunque el color estaba en el nombre, no, no tendría que ir con ellas porque desde ese día iría de su brazo.
Pero le costaba creerle, porque había sido engañada una cantidad de veces más grande que el número de pecas que tenía regadas en el pecho al azar.
Entonces él juró que trabajaría para darle a ella y a los hijos que tendrían, absolutamente todo lo que quisieran, si acaso quería vestir de diamantes, de diamantes la vestiría.
Y en sus ojos vio verdad, 47 minutos eternos de 19 miradas efímeras llenas de verdad... y susurró en su oído algo.
"¿Y si no quiero diamantes? ¿Qué tal si sólo te quiero a ti?"
Y él lo supo, supo que podría darle a esa mujer lo que quería, porque él sólo la quería a ella, porque esos 47 minutos eternos de 19 miradas efímeras se convertirían en 47 años efímeros (Porque el tiempo con ella pasaba rápido y feliz) o más de 19 mil, no, 19 millones de miradas eternas (Porque no le molestaba mirarla cada día y cada noche y cada tarde...)
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