Revuelta mental.
Soledad. Sientes que todo el mundo a tu al rededor es inverosímil, y comienzas a dejar de pensar en cosas banales, y sabes que eso te afecta cuando te das cuenta que de repente todo parece demasiado banal...
Sabes que todo se vuelve trivial, excepto lo que tiene que ver con esa persona, cuando empiezas a molestarte porque un rizo se salió de tu coleta y ÉL no está para acomodarlo con cuidado detrás de tu oreja, cuando te das cuenta que sonríes al vacío porque ÉL no está para devolverte la sonrisa.
Comienzas a preocuparte cuando te das cuenta de que aunque siempre estuvo físicamente, la mayoría del tiempo estaba ausente, o absorto en sus pensamientos, entonces nunca te prestó demasiada atención, ni acomodó ese rizo detrás de tu oreja, ni te devolvió las sonrisas.
Pero entonces como mujer optimista (O masoquista, una de dos) dejas el rizo ahí, intacto, aunque te de picor en la nariz, aunque te nuble la vista, esperando porque ÉL te lo ponga con cuidado detrás de la oreja.
Sigues sonriendo, aunque te duelan las mejillas por el esfuerzo, aunque no sea necesario, aunque él te haga sentir sumamente miserable.
Y vuelves a pensar como por iluminación divina, y te das cuenta de que le odias, y le odias por amarle tanto, le odias porque pasa día y noche quejándose de las mujeres que lo hieren, mientras tu estás ahí, dispuesta a hacerle feliz. ¡PERO POR SUPUESTO QUE NO! ¡Blásfema! Tu eres y siempre serás "La hermanita menor" "La amiga incondicional" La que siempre se sale del carril, y termina casi, casi perdiéndolo. Y por Dios Santo que te sientes como si tuvieses un gnomo entre las piernas, y por eso las personas (Por no decir ÉL) dejan de pensar que eres una mujer.
Al final atas cabos, y te das cuenta que tienes una revuelta mental.
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