El Genesis.
Fue entonces cuando el hombre pidió al cielo un Dios y a ese Dios un nuevo cielo, cuando se vio en la penumbra y necesitó un rayo de sol, y una señorita de cristal se apareció de entre los helechos y él quedó anonadado por su belleza, he aquí tu rayo de sol, tu fuente de luz, tu energía, debes cuidarla y protegerla, ordenó la fuerte voz que desprendía aliento a ron, y el como buen sujeto acató las indicaciones y fueron felices por trescientas setenta noches y trescientos setenta días, hasta que un día su musa de cristal fingió un orgasmo. Fue entonces cuando el susodicho de nombre "Adán" se sintió inmensamente herido de manera psicológica (y obviamente "sexual"). Y la criatura cuyo apelativo era "Eva" no tuvo más remedio que salir en busca de otras opciones (cosa difícil para aquel tiempo). Mientras caminaba por el "paraíso" (bastante parecido al orco) encontró un personaje simpático, el cual le ofreció un trago, como Eva no era tan crédula