Otro gemido ahogado.

 Me gusta escribir poemas eróticos,

siempre encuentro muy interesante el buscar la forma de describir cómo se siente hacer el amor.

¿Hay una forma de convertir los sentimientos en palabras?

¿Cómo transmitir que me quedo sin aliento?

¿Cómo explicar que la piel parece arder?

Lo voy a intentar... otra vez.


Mentes abiertas, manos dispuestas.

Me gusta cuando me miras a los ojos,

cuando me haces el amor...

Me gusta incluso más que escuchar tus te amo.

Me gusta escuchar tus gemidos entrecortados,

me gusta el calor que emanan tus brazos desnudos,

me gusta la forma posesiva en la que tomas mis caderas,

me gusta cuando me conviertes en un monumento a la sensualidad.

Me gusta llamarte hasta que tu nombre pierde el sentido,

yo pierdo el sentido,

la vida pierde el sentido

y me inunda la saciedad semántica,

de ti, de tu nombre, de mi credo.

No soy demasiado devota,

pero me arrodillo y te rezo,

en el idioma inteligible que inventé para ti.

Me gusta que me mires a los ojos,

cuando estamos rodeados de gente,

y tus cejas se levantan,

y tus labios se curvan con complicidad.

Me gusta pasar la lengua por mis labios,

y reír cuando veo como reaccionas,

me gusta cuando estás tan concentrado en mí,

que de repente el mundo no existe,

y lo único que nos rodea,

es el vapor que emanan nuestros cuerpos.

A veces pienso que no existe el amor romántico,

pero nunca dudo que exista el cielo,

porque tú me hiciste tocarlo con los dedos.

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