¿Vivimos en una distopía? Parte 2: El enemigo y la guerra (1)
En esta segunda parte, Orwell nos habla un poco más de Oceanía.
"El Ministerio de la Verdad -que en neolengua (la neolengua era el habla oficial de Oceanía) se le llamaba el Miniver- era diferente, hasta un extremo asombroso, de cualquier otro objeto que se mostrara a la vista. Era una monumental estructura piramidal de cemento armado blanco y resplandeciente, que se elevaba, terraza tras terraza, a unos trescientos metros de altura. Desde donde Winston se encontraba, podían leerse, adheridas sobre su blanca fachada en letras de elegante forma, las tres consignas del Partido:
La Guerra es la Paz / La Libertad es la Sumisión / La Ignorancia es la Fuerza.
Las consignas son una cosa muy característica de los regímenes totalitarios, estas en particular vamos a verlas desglosadas, porque a lo largo del libro entendemos de que se trata cada una.
"La guerra es la paz" suena un poco absurdo, pero es una estrategia muy usada y muy obvia, la guerra es la paz, por lo tanto siempre debe existir un enemigo y un conflicto ¿y si no existe? pues hay que inventarlo, (la guerra económica, la guerra energética, la guerra mediática...) y el enemigo puede ser cualquiera (el imperio, los yankees, occidente, etc.)
" 4 de abril de 1984.
Anoche estuve en los flicks. Todas las películas eran de guerra. Había una muy buena de un barco lleno de refugiados que lo bombardeaban en no sé dónde del Mediterráneo. Al público le divirtieron mucho dar planos de un hombre muy grande y muy gordo que pretendía escaparse nadando de un helicóptero que lo perseguía, primero se le veía en el agua chapoteando como una tortuga, luego lo veías por los visores de las ametralladoras del helicóptero, luego se veía cómo lo iban perforando a tiros y el agua a su alrededor que se ponía toda roja y el gordo se hundía como si el agua le ingresase por los agujeros que le habían hecho las balas. La gente se moría de risa cuando el gordo se iba hundiendo en el agua, y también una lancha salvavidas llena de niños con un helicóptero que venía a darle vueltas y más vueltas había una mujer de edad madura que bien podría ser una judía y estaba sentada en la proa con un niño en los brazos que quizás tuviera unos tres años. El niño chillaba con mucho pánico, metía la cabeza entre los pechos de la mujer y parecía que se quería esconder así y la mujer lo envolvía con los brazos y lo confortaba como si ella no estuviese también aterrada y como si por tenerlo así en los brazos fuera a evitar que le alcanzaran al niño las balas. Entonces va el helicóptero y tira una bomba de veinte kilos sobre el bote y no queda ni una astilla de él, que fue una explosión pero magnífica, y luego salía un primer plano asombroso del brazo del niño subiendo por el aire yo creo que un helicóptero con su cámara debe haberlo seguido así por el aire y la gente aplaudió muchísimo pero una mujer que estaba entre los proletarios empezó a armar un escándalo espantoso chillando que no debían echar eso no debían echarlo delante de los niños que no debían hasta que la policía la sacó de allí a rastras no creo que le pasara nada, a nadie le interesa lo que dicen los proletarios porque dicen que es la reacción típica de las proletarias y nadie hace caso y nunca..."
Aquí, lo primero que me sorprendió fue la deshumanización del enemigo, esto es típico en todas las dictaduras y en todas las guerras, por ejemplo, en la Alemania Nazi se hacía muchísima propaganda contra los judíos, los dibujaban como monstruos con narices y orejas enormes, vello saliendo de todos lados y un rostro perverso y aterrador, además los describían como seres maléficos que los habían llevado a la derrota en la primera guerra mundial y a la ruina en los años que le siguieron.
Cuando te pintan al "enemigo" como una bestia o una cifra, es muy fácil deshumanizarlo, la sociedad actual, por muy globalizada que esté, ni se inmuta por la cantidad de muertos que hay al otro lado del mundo, una prueba de eso es la reacción de la gente ante los conflictos bélicos y atentados constantes en Medio Oriente, alguna vez seguro fue motivo de preocupación, pero ahora, para la sociedad occidental son más cifras, más personas que se unen a la gran lista de muertos que no se parecían a nosotros, no creían en lo que nosotros, no vivían como nosotros y no hablaban el mismo idioma que nosotros, y en realidad, ni siquiera podemos juzgar a la gente por su falta de empatía e interés ante las atrocidades que ocurren en pueblos que los medios de comunicación se han encargado de mostrar como trampas para personas en vez de lo que son, ciudades como las nuestras azotadas por conflictos donde viven y mueren personas como nosotros.
En este mismo orden de ideas, Winston nos habla del "enemigo del pueblo" Emmanuel Goldstein.
"Como de costumbre, apareció en la pantalla el rostro de Emmanuel Goldstein, el Enemigo del Pueblo. Del público salieron aquí y allá fuertes silbidos. La mujeruca del pelo arenoso dio un chillido mezcla de miedo y asco. Goldstein era el renegado que desde hacía mucho tiempo (nadie podía recordar cuánto) había sido una de las figuras principales del Partido, casi con la misma importancia que el Gran Hermano."
Renegar de quien alguna vez fue miembro del partido en mi opinión es una constante muy importante, porque le da a la población la sensación de igualdad, es decir, los adeptos creen que, sin importar el estatus, cualquier traición o falta es inaceptable. También porque se debe poner un rostro al enemigo, así, en los dos minutos de odio, la gente puede sacar su frustración controladamente y contra un blanco premeditado por el régimen.
Es fácil darse cuenta de dónde sacó Orwell la inspiración para este personaje, Trotsky y Lenin no tenían una muy buena relación, a pesar de que Trostky participó activamente en la Revolución Rusa, se enfrentó política e ideológicamente a Stalin liderando la oposición de izquierda, lo que le causó el exilio y posterior asesinato en México (donde tuvo amoríos con Frida Kahlo, otra historia muy interesante que podemos contar luego) a manos de Ramón Mercader, un agente español de la NKVD (son las siglas en ruso para Comisariato del Pueblo para Asuntos Internos) obviamente a nombre de Stalin.
La cosa con Trotsky empezó en el segundo congreso de POSDR en 1903, cuando las cuestiones centrales dividieron los campos entre los revolucionarios encabezados por Lenin y los reformistas, el programa y los estatutos, y Trotsky se alineó con los mencheviques. El congreso que había sido celebrado con el objetivo de crear un partido unificado a partir de las asociaciones socialdemócratas rusas, resultó como el meme de Kiko: no había revolución, porque la boicotearon los bolcheviques y no había bolcheviques porque se fraccionaron en un montón de partidos. La organización quedó dividida en bolcheviques y mencheviques y Trostky acusó a Lenin de tratar de crear una organización conspirativa en lugar de un partido obrero.
En septiembre de 1903 Trostky participó en una reunión de destacados mencheviques en la cual se aprobó continuar con el boicoteo al comité central. En un artículo escrito por Trostky en 1904 éste afirmó que un partido como el defendido por Lenin en el poder, conduciría al terror en el que la organización del partido sustituiría al partido en su conjunto, luego el comité central sustituiría a la organización y finalmente, el dictador sustituye al comité central... cosa que acabó por ocurrir.
Además Trostky era judío y Stalin apestaba a antisemitismo por todos lados. En fin, la relación acabó súper densa y Stalin comenzó a culpar a Trostky de boicotear la revolución, que si no había agua, era culpa de León y sus amigos, que si había millones de muertos por hambre, era León desde el exilio, que si él mandó a los gulags a cientos de personas, era culpa de Trostky ¿cómo? no sabía, pero era su culpa.
En fin, este tema es muy denso así que decidí dividirlo en dos partes, los veo mañana con otro post, gracias por leer.
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