¿Vivimos en una distopía? Parte 8: Las barreras sociales.

 "Sin embargo, los pocos lujos que disfrutan -un buen piso, mejores telas, buena calidad del alimento, bebidas y tabaco, dos o tres criados, un auto o un autogiro privado- los colocan en un mundo desigual del de los miembros del Partido Exterior, y estos últimos poseen una ventaja similar en comparación con las masas sumergidas, a las que llamamos los proles. La atmósfera social es la de una ciudad sitiada, donde la posesión de un trozo de carne de caballo establece la divergencia entre la riqueza y la pobreza."

Winston nos deja ver un punto muy importante, durante todo el libro él nos describe su vida como una vida de carencias, sin embargo cuando habla de "los proles" nos deja ver que estos llevan una vida mucho más austera, nos indica que él está al menos un escalón por encima de los proles, pero también un escalón por debajo de los miembros del Partido Interior, es decir, a pesar de la vigilancia, los uniformes y los controles, Oceanía no es un Estado igualitario en esencia.

La desigualdad es necesaria y beneficia al régimen, cuando los ciudadanos empiezan a sentir ventaja sobre otros por tener acceso a ciertos "beneficios" mejores oportunidades y demás, da la sensación de que el gobierno no es tan malo.

Por otro lado, la mayoría de los regímenes totalitarios, y sobre todo los regímenes de izquierda, socialistas o comunistas, enaltecen la pobreza, especialmente en América Latina, una sociedad tan conservadora y religiosa, ve bien estas "cualidades cristianas" (La pobreza, la humildad, el trabajo duro y abnegado) el mito de obtener las cosas con el sudor de tu frente está muy arraigado en nosotros, al punto de que algunos nos sentimos culpables de obtener "dinero fácil" o al momento de ponerle precio a nuestro trabajo nos desprestigiamos porque no resulta una tarea titánica.

Muchos dictadores se han hecho millonarios vendiendo el papel de pertenecer al pueblo, buscan que los más pobres se sientan identificados, que piensen y sientan que ÉL conoce las necesidades de lo que nosotros llamamos coloquialmente "gente de a pie" porque viene del mismo lugar, vivió las mismas carencias, etc.

Nada más alejado de la realidad.

"Antiguamente, las diferencias de clases no sólo habían sido inevitables, sino deseables. La desigualdad era el precio de la civilización."

 A simple vista parece una premisa bastante clasista, la igualdad social es un tema profundo y difícil de tratar, a nadie le gusta la miseria, por supuesto que querríamos que todos tuvieran acceso a las mismas cosas y las mismas oportunidades, pero siendo realistas, la igualdad social es una utopía, es fácil y bonito creer en ella sólo porque resulta absolutamente imposible, es una gran mentira por muchos factores, en primer lugar, hay miles si no millones de personas más importantes que nosotros a quienes les interesa y les conviene la desigualdad económica en el mundo, literalmente viven de ella.

En segundo lugar, porque no todos tenemos las mismas cualidades, capacidades, resistencia, disciplina, estado mental y anímico, sabiduría o aptitudes para hacer las mismas cosas, hay empleos más importantes que otros, trabajos que necesitan más tiempo de estudios, práctica, organización, disciplina, capacidad física o mental que otros, etc.

Pero entonces ¿qué nos vende el comunismo?

"La riqueza y los privilegios se defienden más fácilmente cuando se poseen conjuntamente. La llamada "abolición de la propiedad privada", que sucedió a mediados de este siglo, quería decir que la propiedad iba a concentrarse en un número mucho menor de manos que anteriormente, pero con esta diferencia: que los nuevos dueños constituirían un grupo en vez de una masa de individuos. Individualmente, ningún miembro del partido poseía nada, excepto insignificantes objetos de uso personal. Colectivamente, el Partido es dueño de todo lo que hay en Oceanía."

He aquí la respuesta, Orwell pone en tela de juicio uno de los más arraigados mitos del socialismo y del comunismo, la abolición de la propiedad privada no necesariamente la hace pública, en este caso, la hace colectiva, la hace propiedad de un pequeño número de individuos, que atesoran una tras otra todas las propiedades que alguna vez pertenecieron a un individuo.

"La base más segura para la oligarquía, es el colectivismo" es muy difícil, por no decir imposible, que una sola persona convierta un gobierno a una dictadura, incluso aquellas dictaduras conocidas por el culto a la personalidad, llegaron ahí por un grupo pequeño de personas, especialmente es difícil porque aunque un poco fallida, nuestra sociedad actual es en su mayoría democrática, por lo tanto es muy difícil que una persona llegue por ejemplo, a la presidencia (el poder ejecutivo) y permanezca allí por tiempo indefinido sin hacerse del poder electoral (CNE), el poder judicial (Tribunal Supremo de Justicia), el poder legislativo (La Asamblea Nacional) y en el caso de Venezuela, también el poder ciudadano.

¿Y cómo mantener el poder en estos cinco espacios, especialmente tomando en cuenta que cada uno incluye una cantidad de personas considerable para funcionar? Muy fácil, la colectivización del Estado, si nos ponemos a evaluar, toda Venezuela, sus edificios, empresas, industrias, le pertenecen a un sólo grupo de personas, o a personas que están conectadas con estas personas, a ver, lo que coloquialmente le llamábamos "enchufados" y entonces vemos a personas que hace veinte años no tenían un centavo, y hace 19 años ya son dueños del país.

¿Quiero decir con esto que el capitalismo es un mejor sistema? No, antes de que peguen el grito al cielo, esto es una crítica al comunismo, porque es lo que he vivido en carne propia, porque durante mis veinticuatro años de vida vi a un militar, a los hijos de un guerrillero, a un conductor de autobús, etcétera, hacerse ricos sin mover un dedo.

Corrección, uno de ellos si hacía un mínimo esfuerzo,

gritaba "¡Exprópiese!" en televisión nacional y se llevó a la tumba el trabajo de años y generaciones de algunos venezolanos.