Dramione: Capítulo 16: Una pequeña... pequeña noticia.
Draco llegó a casa y Hermione estaba esperándolo.
-¿Dónde estabas? Te preparé pastel de calabaza, siéntate cariño.- Dijo dándole un beso en la mejilla.
A Draco le emocionaba mucho la idea de estar con ella como toda una pareja de casados pero estaba demasiado preocupado para pensar en eso, aunque sinceramente no quería que Hermione se alterara.
-Fui con Nott a tomar unas cervezas de mantequilla amor, que rico se ve todo.- Draco hablaba muy bajito y lento, casi susurraba.
-¿Estás bien? Te veo alterado.- Dijo Hermione dándole poca importancia y sirviendo platos en la mesa.
-Hay dos platos más en la mesa ¿Quién viene?- Dijo Draco pero al ver el Alhelí servido supo que eran Luna y Nott pues esa era la bebida favorita de Luna. En eso Luna y Theo tocaron la puerta, Hermione fue a abrir.
-¡Luna! ¡Theodore! Que maravilloso que hayan podido venir, aunque creo que Draco y tu ya adelantaron la cena ¿no?- Dijo Hermione sonriente.
Luna se había puesto un hermoso vestido azul turquesa y llevaba a la pequeña Jean en brazos, Hermione hizo aparecer una cuna para que pudiera dormir más cómoda, Theo al igual que Draco no se veía muy bien.
-Comamos.- Dijo Hermione más feliz que nunca, por fin su vida era perfecta... al menos hasta donde ella sabía.
Pasó la noche y cenaron, Theo y Draco se miraban de vez en cuando entonces Draco habló.
-Amor, Theo y yo vamos a tomarnos unas botellas de hidromiel...- Y besó la mejilla de Hermione.
-Casi lo olvido, traje tarta de melaza.- Dijo Luna, sacándola de una pequeña cesta que había traído, las chicas comenzaron a comer y a conversar.
-Luna debo contarte algo pero debes prometerme que no le dirás a nadie.- Dijo Hermione, Luna aún conservaba esa mirada risueña y tierna de los años de escuela.
-Claro Herms...-
-Creo que estoy embarazada.- Dijo Hermione muy sonriente, a ella le emocionaba la idea.
-Oh Dios... es una maravillosa noticia Hermi, sabes si no estás segura conozco un hechizo sencillo para averiguarlo.- Dijo Luna sacándo su varita, Hermione asintió, Luna hizo el hechizo y efectivamente... Hermione estaba embarazada.
Planeaba decirle a Draco la noche siguiente pues se cumplían cuatro meses desde que él había salido de Azkaban.
Afuera, los dos preocupados chicos hablaban, ya no eran los dos niños con un destino cruel... ahora eran dos adultos cumpliendo ese destino.
-No sé como decirle a Hermione Theo.- Dijo Draco.
-Yo tampoco le he dicho a Luna, sé que ella por como es no se lo tomará tan mal y si lo hace no lo demostrará pero temerá por Jean y es lo que menos quiero ¿Sabes?-
Pasó el día, al día siguiente Draco fue al ministerio con Hermione a contarle al ministro lo que había escuchado y después fue a hacer unas compras para su casa, ese día era el día libre de Hermione... al llegar ella lo esperaba sentada en el sofá de la pequeña sala.
-¿Qué pasa? Te noto muy seria.- Dijo él poniendo las compras sobre la mesa.
-Draco... quiero decirte algo, siéntate.-
-Yo también quiero decirte algo, pero primero tu.- Dijo él al tiempo que se sentaba, ella respiró hondo.
-Estoy embarazada.- Dijo sonriendo, Draco se asustó, embarazada... y los mortífagos la buscaban... pero escondió el miedo detrás de emoción.
-¡MARAVILLOSO!- Dijo besándola -Ahora es mi turno... Hermione Jean Granger ¿Te casarías conmigo?- Dijo sacando del bolsillo un hermoso anillo con una esmeralda, todo un Slytherin. Ella grito que si tantas veces que él sonrió.
Pasó el tiempo, se casaron, y en la velada habían serpientes adornando todo el lugar, serpientes con esmeraldas por ojos... de todos los materiales posibles, no era para menos... él era un Malfoy.
Sólo ellos entendían el significado de esas serpientes pues en los momentos de ausencia, el anillo de Draco era lo único que le aseguraba a Hermione que este la amaba con locura.
El vestido de Hermione era parecido al de Fleur en su boda con Bill sólo que era más sencillo y con muchos detalles en verde, pues el ave fénix resucita de sus cenizas, así era su amor... eterno como el fénix.
Al mes y medio nació su hijo, un pequeño al que le pusieron Lucius Theodore Malfoy, pero Hermione siempre le llamaba Theodore porque odiaba a Lucius Malfoy.
Pasó un año y Draco ya estaba olvidando lo que Blaise había dicho, a Astoria la habían llevado a Azkaban, no quedaban muchos mortífagos. Un día Malfoy llegó a casa del trabajo y al entrar a casa...
Hermione estaba tirada en el piso gritando de dolor, y una maldición le llegaba directamente, la maldición era conjurada por Blaise Zabini.
-¿¡Qué demonios haces Zabini!?- Gritó Draco
-¿Cómo supiste que estaba aquí? Ayer después de que te fuiste decidimos que hoy sería el momento perfecto para atacar a la sangre sucia y descubrimos que Luna Lovegood también está viviendo en el Valle de Godric, además Draco... los rumores son ciertos, la traidora tiene una bebé. Pansy y Astoria están allá con Theodore. ¡CRUCIO!- Decía Zabini con una enorme sonrisa y cada vez que decía la maldición soltaba una carcajada.
-¡Déjala Blaise!- Gritó Draco, desde el suelo Hermione lo miró como diciéndole que no importaba, él la levantó.
-Vamos a la mansión, allá... veremos que hacer con ella.- Dijo Draco a punto de llorar aunque Blaise no lo notó
-Agua fiestas.- Dijo Zabini y desapareció.
-Draco... si hoy muero... quiero que sepas que... que... Draco... fuiste el mejor esposo del mundo.- Dijo Hermione con una sonrisa rota y lágrimas en los ojos.
-¿Qué? ¡NO! Hermione no te atrevas a morir, no vas a morir mi amor, no lo harás... ¿Dónde está el pequeño Theodore?-
-Harry... él... vino... y le pedí que se llevara a Theo... yo... se lo pedí... también se llevó a Jean... ellos están a salvo...- Hermione hablaba con mucha dificultad. -llévame a la mansión... y Draco... si algo me pasa... por favor... cuida a nuestro hijo.-
-¡Nada te va a pasar! Ese maldito va a pagar! No... Hermione resiste, promete que resistirás.- Draco lloraba no podía creer que su amada iba a morir en manos de Blaise Zabini.
-¿Dónde estabas? Te preparé pastel de calabaza, siéntate cariño.- Dijo dándole un beso en la mejilla.
A Draco le emocionaba mucho la idea de estar con ella como toda una pareja de casados pero estaba demasiado preocupado para pensar en eso, aunque sinceramente no quería que Hermione se alterara.
-Fui con Nott a tomar unas cervezas de mantequilla amor, que rico se ve todo.- Draco hablaba muy bajito y lento, casi susurraba.
-¿Estás bien? Te veo alterado.- Dijo Hermione dándole poca importancia y sirviendo platos en la mesa.
-Hay dos platos más en la mesa ¿Quién viene?- Dijo Draco pero al ver el Alhelí servido supo que eran Luna y Nott pues esa era la bebida favorita de Luna. En eso Luna y Theo tocaron la puerta, Hermione fue a abrir.
-¡Luna! ¡Theodore! Que maravilloso que hayan podido venir, aunque creo que Draco y tu ya adelantaron la cena ¿no?- Dijo Hermione sonriente.
Luna se había puesto un hermoso vestido azul turquesa y llevaba a la pequeña Jean en brazos, Hermione hizo aparecer una cuna para que pudiera dormir más cómoda, Theo al igual que Draco no se veía muy bien.
-Comamos.- Dijo Hermione más feliz que nunca, por fin su vida era perfecta... al menos hasta donde ella sabía.
Pasó la noche y cenaron, Theo y Draco se miraban de vez en cuando entonces Draco habló.
-Amor, Theo y yo vamos a tomarnos unas botellas de hidromiel...- Y besó la mejilla de Hermione.
-Casi lo olvido, traje tarta de melaza.- Dijo Luna, sacándola de una pequeña cesta que había traído, las chicas comenzaron a comer y a conversar.
-Luna debo contarte algo pero debes prometerme que no le dirás a nadie.- Dijo Hermione, Luna aún conservaba esa mirada risueña y tierna de los años de escuela.
-Claro Herms...-
-Creo que estoy embarazada.- Dijo Hermione muy sonriente, a ella le emocionaba la idea.
-Oh Dios... es una maravillosa noticia Hermi, sabes si no estás segura conozco un hechizo sencillo para averiguarlo.- Dijo Luna sacándo su varita, Hermione asintió, Luna hizo el hechizo y efectivamente... Hermione estaba embarazada.
Planeaba decirle a Draco la noche siguiente pues se cumplían cuatro meses desde que él había salido de Azkaban.
Afuera, los dos preocupados chicos hablaban, ya no eran los dos niños con un destino cruel... ahora eran dos adultos cumpliendo ese destino.
-No sé como decirle a Hermione Theo.- Dijo Draco.
-Yo tampoco le he dicho a Luna, sé que ella por como es no se lo tomará tan mal y si lo hace no lo demostrará pero temerá por Jean y es lo que menos quiero ¿Sabes?-
Pasó el día, al día siguiente Draco fue al ministerio con Hermione a contarle al ministro lo que había escuchado y después fue a hacer unas compras para su casa, ese día era el día libre de Hermione... al llegar ella lo esperaba sentada en el sofá de la pequeña sala.
-¿Qué pasa? Te noto muy seria.- Dijo él poniendo las compras sobre la mesa.
-Draco... quiero decirte algo, siéntate.-
-Yo también quiero decirte algo, pero primero tu.- Dijo él al tiempo que se sentaba, ella respiró hondo.
-Estoy embarazada.- Dijo sonriendo, Draco se asustó, embarazada... y los mortífagos la buscaban... pero escondió el miedo detrás de emoción.
-¡MARAVILLOSO!- Dijo besándola -Ahora es mi turno... Hermione Jean Granger ¿Te casarías conmigo?- Dijo sacando del bolsillo un hermoso anillo con una esmeralda, todo un Slytherin. Ella grito que si tantas veces que él sonrió.
Pasó el tiempo, se casaron, y en la velada habían serpientes adornando todo el lugar, serpientes con esmeraldas por ojos... de todos los materiales posibles, no era para menos... él era un Malfoy.
Sólo ellos entendían el significado de esas serpientes pues en los momentos de ausencia, el anillo de Draco era lo único que le aseguraba a Hermione que este la amaba con locura.
El vestido de Hermione era parecido al de Fleur en su boda con Bill sólo que era más sencillo y con muchos detalles en verde, pues el ave fénix resucita de sus cenizas, así era su amor... eterno como el fénix.
Al mes y medio nació su hijo, un pequeño al que le pusieron Lucius Theodore Malfoy, pero Hermione siempre le llamaba Theodore porque odiaba a Lucius Malfoy.
Pasó un año y Draco ya estaba olvidando lo que Blaise había dicho, a Astoria la habían llevado a Azkaban, no quedaban muchos mortífagos. Un día Malfoy llegó a casa del trabajo y al entrar a casa...
Hermione estaba tirada en el piso gritando de dolor, y una maldición le llegaba directamente, la maldición era conjurada por Blaise Zabini.
-¿¡Qué demonios haces Zabini!?- Gritó Draco
-¿Cómo supiste que estaba aquí? Ayer después de que te fuiste decidimos que hoy sería el momento perfecto para atacar a la sangre sucia y descubrimos que Luna Lovegood también está viviendo en el Valle de Godric, además Draco... los rumores son ciertos, la traidora tiene una bebé. Pansy y Astoria están allá con Theodore. ¡CRUCIO!- Decía Zabini con una enorme sonrisa y cada vez que decía la maldición soltaba una carcajada.
-¡Déjala Blaise!- Gritó Draco, desde el suelo Hermione lo miró como diciéndole que no importaba, él la levantó.
-Vamos a la mansión, allá... veremos que hacer con ella.- Dijo Draco a punto de llorar aunque Blaise no lo notó
-Agua fiestas.- Dijo Zabini y desapareció.
-Draco... si hoy muero... quiero que sepas que... que... Draco... fuiste el mejor esposo del mundo.- Dijo Hermione con una sonrisa rota y lágrimas en los ojos.
-¿Qué? ¡NO! Hermione no te atrevas a morir, no vas a morir mi amor, no lo harás... ¿Dónde está el pequeño Theodore?-
-Harry... él... vino... y le pedí que se llevara a Theo... yo... se lo pedí... también se llevó a Jean... ellos están a salvo...- Hermione hablaba con mucha dificultad. -llévame a la mansión... y Draco... si algo me pasa... por favor... cuida a nuestro hijo.-
-¡Nada te va a pasar! Ese maldito va a pagar! No... Hermione resiste, promete que resistirás.- Draco lloraba no podía creer que su amada iba a morir en manos de Blaise Zabini.
Comentarios
Publicar un comentario