Verde venenosa.

Vivimos en un mundo con sonido, una gran cantidad de sonidos hermosos a nuestro al rededor, si callamos y escuchamos, si abrimos la mente y cerramos la boca, sólo así podremos percibir a las demás personas, o quizá a nosotros mismos.  Demasiadas veces discutí por no escuchar, por hablar, por querer tener la razón, creo que es algo de escritores, siempre nos basamos en las palabras más que en los hechos, siempre queremos enfrascar todo en un etéreo mar de palabras, todo cuanto tenga palabras, palabras del corazón, nos agrada.  Luego comencé a pensar ¿qué pasaría si cierro la boca un momento? y fue entonces cuando escuché que puedo ser feliz sin etiologías, que no necesito buscarle el lado malo o bueno a cada cosa, este aparece solo en algún momento, todo esto no lo escuché de otra persona, lo escuché de mi misma, de mi mente, mi imaginación o quién sabe.  Mientras mis labios están sellados mi mente viaja y se hace preguntas, nunca aprendí a detener esto, desde muy pequeña quiero sabe

Fui deshojando la duda poco a poco hasta que quité la incertidumbre de mi vida, fui dando sonrisas y a cambio pedía besos, me han dicho que soy dulce aunque aún más dulce es el agua del río... me dicen dulce por ser insegura, insegura cuando no había decidido que hacer con esa duda frustrada, enterrada en mi corazón como una espina que había dejado de doler y volvió a hacerlo hace un tiempo.  Cuando decides ponerte lazos en el cabello, hacer el ridículo sin importar nada, aceptar la soledad y sonreír por poseer ese privilegio... es ahí cuando eres en verdad dulce, cuando aprecias las pequeñas cosas de la vida. Cuando comienzas a creerte mejor que los demás, de mejor espíritu, de mejor actitud, de mejor sonrisa y más auténtica, es ahí cuando puedes considerarte feliz, cuando quieres superarte, cuando te apasionas, cuando harías lo que sea para lograr lo que en realidad deseas, cuando eres independiente. 

Luego de tomar un café a tu lado mientras besabas los dedos de mis pies, me entró miedo. Fui profetisa de tu amor, musa de tus obras y lo que impulsaba tu corazón a seguir latiendo, me dijiste mil veces que me amabas con esa mirada despistada, más de una vez quise ser prófuga de este sentimiento, huir y no volver pero algo me ataba a ti. Decías quedar anonadado con mi belleza, una belleza que desde mi punto de vista sólo tus ojos podían percibir, te gustaba la pasión con la que hacía las cosas, te gustaba mi sonrisa que ocultaba un alma torturada por la sociedad despectiva. Me pediste mi alma, antes de pedirme mi cuerpo y pienso que debí esperar antes de entregarte los dos... te convertiste poco a poco en una de mis pasiones, en uno de mis sueños, en una mis metas.  Te dije que podía ser yo misma si querías, te dije que podía enseñarte amar aún sin saber absolutamente nada del tema, te dije que podía regalarte cada uno de mis triunfos, te dije que podía pertenecerte... Ya entendí

Una mujer hermosa, mi ídolo, desde mi punto de vista jamás existió una mujer más sensual que ella, además era maravillosa.!