Si no hablo, escucho.

Vivimos en un mundo con sonido, una gran cantidad de sonidos hermosos a nuestro al rededor, si callamos y escuchamos, si abrimos la mente y cerramos la boca, sólo así podremos percibir a las demás personas, o quizá a nosotros mismos. 
Demasiadas veces discutí por no escuchar, por hablar, por querer tener la razón, creo que es algo de escritores, siempre nos basamos en las palabras más que en los hechos, siempre queremos enfrascar todo en un etéreo mar de palabras, todo cuanto tenga palabras, palabras del corazón, nos agrada. 
Luego comencé a pensar ¿qué pasaría si cierro la boca un momento? y fue entonces cuando escuché que puedo ser feliz sin etiologías, que no necesito buscarle el lado malo o bueno a cada cosa, este aparece solo en algún momento, todo esto no lo escuché de otra persona, lo escuché de mi misma, de mi mente, mi imaginación o quién sabe. 
Mientras mis labios están sellados mi mente viaja y se hace preguntas, nunca aprendí a detener esto, desde muy pequeña quiero saber todo acerca de todo, desde siempre he querido respuestas concretas, desde siempre he acudido a Discovery o History en busca de palabras... 
Pero con el tiempo aprendí que aunque mi mente no pueda quedarse quieta, cuando no hablo... escucho. 

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