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Mostrando entradas de noviembre, 2012

Devuélveme la vida.

Se me fue la vida, juro que traté de agarrarla, le pedí de rodillas que no huyera tras de ti, pero era inútil, ella se iría de todas maneras, con cada letra se separaba más de mí, con cada palabra, con cada suspiro, cada vez que te pensaba... y ahora simplemente te pertenece. Sostuve mi corazón en las manos, con sumo cuidado, buscando sacarle hasta la última gota de ti que le quedaba ¿Qué crees que pasó? Se me fue de las manos, cayó al suelo de bruces y se reventó. No entendía la razón hasta que noté que era porque podía sostenerlo por la única razón de que tu estabas en él. La palabra amor, tan ensuciada, desvirgada, utilizada, manoseada, escupida, ultrajada, increíble y a la vez... tan sublime. Pero de todas maneras te pido que me ames, entera, a pedazos, rubia, morena, blanca, gris, azul, morada, incluso verde en los peores momentos. Ámame de día, cuando la luz del sol queme tu piel dorada, ámame de noche cuando la luna sea nuestra única amiga, y de madrugada, si quieres, porque d

Feliz día del escritor.

¡Feliz día del escritor! A todos aquellos que plasman sus ideas, que le regalan al mundo una pizca de opinión, porque de vez en cuando no importa que sean malas letras, son letras al fin. Feliz día a todos esos escritores que crearon un mundo nuevo para todos nosotros, que son los únicos que con un libro pueden poner a descansar nuestra hiperactiva e inquieta mente,para dejar de pensar, y comenzar a imaginar esos mundos maravillosos, por todos aquellos que nos hicieron sentir mil veces mejor en un mundo de fantasía que en el propio. Cada persona que lee un libro, debe sentirse agradecida con la persona que lo escribió, porque aunque no buscan que se les agradezca, es un buen detalle. Cuando escribo busco me lean para que se sientan identificados, porque quiero entenderlos, quiero que sepan que no están solos, que estoy y estaré aquí siempre, para crear historias que les saquen una sonrisa, una lágrima o un bufido. ¡FELIZ DÍA DEL ESCRITOR! Y gracias a mis palabras, porque vivo p

Sombras.

¿Nunca han sentido que viven en la sombra de otra persona? Que su belleza, inteligencia, talento u otro factor los opaca. Yo sí, quiero ser única en algo, pero ni siquiera en lo único que sé hacer, soy única, no es que me mortifique, no, realmente no me importa vivir tras una sombra, como siempre escondida, ya me conocen, verde, venenosa, escondida, poco racional, insensata, romántica empedernida, eternamente enamorada... siempre adaptándome a las sombras.  Una sonrisa opacada, una brillosa mirada que apunta al suelo, una personalidad inquieta que temen explorar, una persona que no irradia tanta luz como otra. Pero sigo sonriendo, aunque a veces quiero que mi sonrisa sea más hermosa, o que mis ojos sean más claros, que mi cabello sea más lindo, o que mi cintura sea más pequeña, y sufro en silencio. Me siento como una oruga, una que nunca se convertirá en mariposa, una pequeña oruga rechazada, que siempre será la amiga.  A veces sólo lloro, en silencio, luego me seco las l

Ana y Mía.

Ella calla, calla y escucha, escucha como la critican, como la traicionan, como la desaniman, pero no dice nada, finge no escuchar y sigue su camino, ella se siente insegura, quiere ser perfecta aún sabiendo que la perfección es utópica, y llora por las noches, por creerse menos, por sentirse menos. Y le sube la autoestima a sus amigas, les dice que son hermosas, que están delgadas, que son preciosas, pero ¿quién le sube la autoestima a ella? Nadie, todos creen que está bien, y no es su culpa, es sólo que ella se esconde, se esconde detrás de una sonrisa, de un libro, de miedo, y luego sólo se pone un suéter, para tapar las heridas que se hizo, esas heridas que la hacen sentir que ser perfecta es posible, y las únicas que la acompañan son Ana y Mía, Ana la llevará a la muerte, Mía la dejará en una cama por siempre, pero a ella no le importa, ya es una muñeca rota que sólo quiere ser perfecta. Ella no quiere dar lástima, podría apostarlo, ella sólo quiere sentirse bien consigo misma,

Una sonrisa.

Una sonrisa, esa sonrisa que haría que el orco fuese el lugar más hermoso del mundo, esa sonrisa se asomaba en sus labios carmín, no, no era una sonrisa normal, no era una sonrisa por inercia, era una sonrisa especial, tímida, un secreto, un solecismo, porque esa no debía ser una sonrisa, debía ser una mueca de asco, de miedo, de rabia. Pero ¿quién era ella para decir que debía sentir? ya no lo sabía, no sabía que era esa presión en el pecho. ¿Miedo? Por supuesto que no, ella dejó de sentir miedo cuando él se apareció en su vida. ¿Tristeza? Mucho menos, esa palabra era un recuerdo lejano. ¿Amor? Quizá eso era, pero no se sentía como amor, aunque no sabía exactamente como se sentía el amor. Se sentía medio llena, medio vacía, medio blanco, medio negro, medio bien, medio mal, pero completamente agraciada, sí, ni ella lo entendía. Entonces, como buena mujer que era, comenzó a buscar respuestas, las buscaba en sus zapatos de tacón, pero ellos no se ponían de acuerdo y sólo le causaban d

Escondida.

Siempre escondida, entre mis libros, leyendo líneas y líneas, frunciendo el ceño, mordiéndome el labio, encerrada en mi mundo, sin notar que todo a mí al rededor se caía constantemente, era mucho mejor estar en los libros, en mundos mágicos, fantásticos, románticos, preciosos.  Cuando comencé a prestar atención al mundo me di cuenta que era hermoso, quizá de vez en cuando las personas que no lo notaban te herían y pisoteaban, entonces dejé los libros de lado, pero de vez en cuando mi debilidad por ellos me ganaba y volvía a esconderme entre mis enmarañados cabellos y ellos.  Luego descubrí esto, este mágico mundo que me permite estar del lado del escritor, que me permite esconderme y ser vista a la vez, porque me ven a través de mis letras pero también me escondo entre ellas.  Luego, comencé a hacer teatro, me escondía detrás de un personaje, uno que era completamente opuesto a mí, pero eso me llena, pues cuando actúo siento que grito al mundo lo que siento, aunque no sea yo,

Inexistente.

Quizá es ilícito, quizá lo es, quizá no debimos hacerlo, quizá no debamos seguir haciéndolo, pero sinceramente, en este momento eso es lo único que llena nuestras vidas, estoy casi segura que cuando mira al cielo, piensa en mí y sonríe para sí mismo, se le ocurre que tal vez, sólo tal vez debimos hacer parado hace unos días, meses, quizá sólo semanas, pero que ninguno de los dos hubiese resistido el sabor amargo de estar separados. No me ama, no, sé que no lo hace, sé que es totalmente ilusorio el uso de esa palabra en su léxico, quizá porque le teme al sentimiento en sí, quizá porque lo encuentra heterodóxo, quizá simplemente porque él sólo existe en mi inquieta imaginación. Sé también, que aunque no lo quiero, que aunque lo dudo y lo niego, estoy locamente enamorada de él, aunque como ya mencioné, no exista... y me parece irreal, la idea de estar enamorada de alguien que... carece de existencia, pero es definitivamente mejor que esperar que alguien te ame como de verdad mereces ser

Pero no me dejaste.

Te tomé de la mano y corrí a tu lado, corrí sin saber a donde me dirigía, pero corría porque tu corrías, quería mostrarte que confiaba en ti. Pero no me dejaste. Me senté a escucharte, a ver cada una de tus muecas, secar cada lágrima, hacer más grande cada sonrisa, quería mostrarte que estaría siempre ahí. Pero no me dejaste. Te apoyé, te hice sentir cosas, te amé sin pedir nada a cambio, hice lo posible porque no te dieras cuenta de esas cosas que te molestaban pero que tristemente no podía eliminar, quería mostrarte que haría todo por ti. Pero no me dejaste. Te dejé enterrar tus manos en mi cabello, fingí mil sonrisas, te dejé entrar en mis pasatiempos, en mi vida, en mi corazón... quería mostrarte que podía ser sincera. Pero no me dejaste. Te enseñé todas mis facetas, acepté todas las tuyas, traté de alegrarte los días y las noches, quería mostrarte que eso que tanto deseabas era posible. Pero no me dejaste.  Ahora sólo deseo, con todas mis fuerzas, que no regreses, que no pida