ÉL.

Siempre había sido muy insegura, incluso más de lo que era saludable para una chica de su edad, todo cambió drásticamente cuando él llegó a su vida, por ÉL, no se refería a cualquier ÉL, era ese él especial, ese ser que le infundía fuerzas y le hacía ver lo hermosa y valiente que era, en cantidades casi perfectas.
Por eso cuando su mundo se vio amenazado, y sus sueños estaban devastados, sus amigos le habían dado la espalda y se sentía sola, aceptó que él le tomara la mano con suavidad impropia de un hombre como él, sabía que necesitaba hablar con alguien, y estuvo ahí para escucharle, sabía que necesitaba llorar, y no le dijo "Déjalo, no vale la pena" sino que le limpió las lágrimas, consciente de que vendrían otras, y él estaría dispuesto a limpiarlas de igual manera, y cuando hipó sin poder hablar, sólo acunó sus mejillas en sus manos y la miró con intensidad, para volver a tomarle la mano, y cuando terminó, la miró seguro, le apretó la mano y le susurró con tranquilidad "No importa, porque todo estará bien, me encargaré de eso." entonces dejó de importar todo, dejó de importar el mundo, dejaron de importar sus amigos, porque notó que si le dieron la espalda no eran sus amigos, y no se sintió sola de nuevo, porque él le había dejado muy claro, que estaba ahí, que estaría ahí, y sólo eso necesitaba, algo seguro en su inestable vida.

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