Arena entre mis manos.
Hoy la realidad me dio una bofetada. Caí en cuenta de lo rápido que pasa el tiempo de la manera más cruel que una niña -ahora ¿mujer?- puede caer.
Caminaba tranquilamente, llegando a mi casa, cuando me di cuenta de que en mi bolsillo tenía mi medalla de bachiller, sí, no fue cuando me la entregaron, ni cuando la tuve en mi cuello, no fue cuando me dijeron "Felicidades, bachiller", sino cuando caminaba a casa, como tantos otros días durante tantos años y sentí en mi bolsillo, ese peso que representaba toda mi vida académica.
No sólo eso, me acabo de dar cuenta que la hermana de mi mejor amigo de la infancia, sí, la que sacábamos del juego y siempre era mantequillita cumple quince años. Que una de las mujeres que más me consintió, aquella que jugaba solitario en su cama, y nos hacía torta de chocolate y macarrones con queso, hace seis años que se nos fue.
Que aquella prima con la que pasaba las vacaciones, esa que me enseñó cada cosa terrenal de esta vida y que me sacó de mi bonita, pero irreal fantasía, se fue de la forma más cruel que pudo irse.
Y me acabo de dar cuenta, que las 67 personas con quienes pasé tantos días de mi vida, ya van a tomar otros caminos, yo ya voy a tomar otro camino.
No había notado que el tiempo se me escapa como arena entre las manos, no había notado que cada día estoy un paso más cerca de mi Gran Quizás.
Caminaba tranquilamente, llegando a mi casa, cuando me di cuenta de que en mi bolsillo tenía mi medalla de bachiller, sí, no fue cuando me la entregaron, ni cuando la tuve en mi cuello, no fue cuando me dijeron "Felicidades, bachiller", sino cuando caminaba a casa, como tantos otros días durante tantos años y sentí en mi bolsillo, ese peso que representaba toda mi vida académica.
No sólo eso, me acabo de dar cuenta que la hermana de mi mejor amigo de la infancia, sí, la que sacábamos del juego y siempre era mantequillita cumple quince años. Que una de las mujeres que más me consintió, aquella que jugaba solitario en su cama, y nos hacía torta de chocolate y macarrones con queso, hace seis años que se nos fue.
Que aquella prima con la que pasaba las vacaciones, esa que me enseñó cada cosa terrenal de esta vida y que me sacó de mi bonita, pero irreal fantasía, se fue de la forma más cruel que pudo irse.
Y me acabo de dar cuenta, que las 67 personas con quienes pasé tantos días de mi vida, ya van a tomar otros caminos, yo ya voy a tomar otro camino.
No había notado que el tiempo se me escapa como arena entre las manos, no había notado que cada día estoy un paso más cerca de mi Gran Quizás.
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