Doce, el número uno.

El terrible frío de la noche
y de la soledad,
tu rostro pálido y tu mirada profunda,
vienen a mi mente.
Tu espalda desnuda,
respirando profundo a mi lado.
Tus besos suaves y húmedos,
por todo mi cuerpo.
No puedo evitar llorar,
y sonreír,
porque te extraño
y te necesito a mi lado.
Mi amante, mi mejor amigo, mi compañero,
lejano
y siempre cerca de mi corazón.
Te amo,
susurro para mí misma,
esperando que la fuerza de mi anhelo,
te haga llegar el mensaje.
Te amaré,
pienso,
como si pudieras escucharme.
Las caminatas en las tardes,
el amor salvaje y delirante,
el placer tibio y húmedo,
que tú me enseñaste.
Las millones de puertas que me abriste.
Creo en ovnis y en hadas,
desde que estás a mi lado,
más importante aún,
creo en el amo como jamás había creído.
El sabor de las cervezas,
tu voz cantándome al oído,
por encima de la música,
mientras me bailas,
tu mano en mi cintura,
en mis caderas,
en mis nalgas, 
bajo mi falda,
tocándome el alma,
porque lograste lo que nadie,
volverme loca,
de amor, 
de placer,
de rabia,
de tristeza,
al irte,
y de felicidad, 
cuando vuelva a verte,
a amarte,
a hacerte el amor,
amor, amor...

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