Bertucci VS Chávez o la reencarnación no es un mito.

Cuando leí que un pastor evangélico iba a postularse para las elecciones presidenciales solté una carcajada, primero porque para mí, la Constitución aún tiene validez -qué ilusa- y dice en su artículo 227 que para ser elegido Presidente se requiere ser venezolano de estado seglar, y segundo, porque Javier Bertucci, más que un pastor, es una oveja corrupta.
Desde el principio de esta caída al desastre (que primero fue paulatina y después abrupta) hace ya 20 años -qué rápido pasa el tiempo- mucha gente se dio cuenta de la tendencia populista de Chávez y de la táctica patética pero efectiva que utilizó para ganar, primero el amor del pueblo, luego las elecciones, y finalmente, para llevarse la calidad de vida de los venezolanos, que cada día estoy más segura que esa se la cargó a la tumba.
No hay que ser un genio de la publicidad para darse cuenta que Maduro no contaba, cuenta o contará con el carisma característico de Chávez y que poco a poco, el muro de fieles seguidores que éste había construido, se está desmoronando sus pies. Punto para Bertucci.
El pastor, al anunciar su candidatura dijo que su decisión había sido motivada por las palabras suplicantes que una mujer le dijo mientras repartía comida "no aguantamos más, queremos un líder como tú." ¡Qué inspirador! ¡Qué tendencia a los pobres tiene este hombre! Los desvalidos buscan cobijo bajo sus alas, y le ruegan que por favor los guíe. Qué sorpresa, el guion se me hace familiar, hasta me da un escalofrío en la columna.
Bertucci se jacta de venir de abajo, de vivir con su abuela en el campo, de cortar fruta para venderla en la carretera de niño, porque claro, el pueblo se tiene que sentir identificado con algo, bien sea con un pastor millonario que creció con su abuela en el campo, o con un militar golpista que quería ser pelotero, con un pastor que dice que nunca dejará de ser un pastor, o un soldado que dice que nunca dejará de ser un soldado. Da lo mismo.
Con lo que yo particularmente no me siento identificada es con su estadía en la cárcel y con su aparición en el escándalo de los papeles de Panamá. Pero todo eso son blasfemias, y lo vamos a archivar en la carpeta de "cosas evidentes que el venezolano desconoce y olvida" junto a las pruebas que de Diosdado Cabello es narcotraficante y está vinculado con el caso Odebrecht, que Tareck tiene fuertes lazos con el grupo Hezbollah y que hay políticos de "oposición" que son capaces de saltar la talanquera al simple sonido de un choque de monedas.
El pueblo olvida rápido e ignora. El pueblo es capaz de confiar en cualquiera que diga que viene siguiendo el llamado de Dios, cualquiera que diga que diga que también fue pobre.
Sea un pastor evangélico en 2018 o un militar golpista en 1998.
Quién sabe, a lo mejor la reencarnación no es un mito.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las 15 mejores películas adolescentes.

"一日三秋"

Y grita ¡Viva Fidel! - Poema Cubano.