Por estas calles hay tantos... sueños truncados.

Cada día me siento más triste, más enojada y más indignada con lo que tenemos que vivir a diario en este país que se hunde cada vez más. Tengo tantos sueños que parecen truncados, tantas metas que siento que no podré alcanzar…
Venezuela es un país realmente hermoso, lleno de recursos, preciosa naturaleza, gente bella, y una enorme sombra que cubre todo eso, una enorme sombra que está formada por nubes de inseguridad, escasez, inestabilidad económica, desorganización, corrupción, opresión, entre otras muchas cosas que no hacen más que manchar nuestro país y lamentablemente, nos estamos convirtiendo poco a poco, en aquella isla que lleva más de sesenta años siendo devorada por la “dictadura del proletariado” aquel monstruo con cara de hombre barbudo.
Mi corazón está totalmente destrozado, y no hay noche que no piense con real preocupación, rabia y mucha desolación “¿Cuánto más?” ¿Cuánto más voy a tener que esperar para ver a mi país como la potencia que debería ser? ¿Cuánto pasará hasta que vea que los recursos y las riquezas de MI Venezuela, de NUESTRA Venezuela sean aprovechados para el pueblo? ¿Cuándo veré a esos verdaderos fascistas, y apátridas, caer? Porque ellos son los apátridas, ondeando la bandera de un país que no es el suyo, y que está hundido en la miseria, adorando a un hombre que no le ha dado nada a su patria, y que le ha quitado mucho. ¿Cuándo veré a MI Venezuela libre de ellos? Sí, MI Venezuela, NUESTRA Venezuela, porque Venezuela le pertenece a los que la lloran, a los que les duele verla destrozada. Venezuela le pertenece a aquellas madres que lloran a sus hijos, Venezuela le pertenece a los hombres y mujeres que se levantan muy temprano a trabajar para poner comida en la mesa a duras penas, Venezuela nos pertenece a los que miramos el cielo y pensamos “Qué hermoso es mi país” Venezuela nos pertenece a los que queremos cumplir nuestros sueños aquí.

No sé qué les ha dado el Gobierno, pero sé lo que me ha quitado a mí, y lo que me ha quitado es las ganas de soñar. Sí, me ha quitado las ganas de soñar, porque no quiero que cada vez que tenga una nueva aspiración, mi mente amarre a mi corazón con peros, porque lamentablemente este es nuestro país, un gran pero, quiero expresarme y gritar pero me da miedo, quiero una casa pero tengo que trabajar más de veinte años sin gastar un bolívar para comprarla con mi sueldo mínimo, quiero un carro pero ni siquiera llegan, quiero una Venezuela mejor… pero no nos dejan. 





Y los que andan de cuello blanco son los peores, porque además de quemarte se hacen llamar señores, tienen amigos en altos cargos muy influyentes, y hay algunos que hasta se lanzan... pa' presidentes.

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