Movemos el mundo.

Hoy, 8 de marzo, más que un día para celebrar es un día para protestar. Los constantes femicidios, la brecha salarial y el machismo presente en la vida diaria de muchas mujeres hacen un contraste triste con las felicitaciones y las imágenes donde nos llaman fuertes, complicadas o soñadoras.
Sí, las mujeres somos complicadas, muchas veces nosotras mismas no sabemos lo que queremos, pero hoy todas estamos de acuerdo en algo: Queremos igualdad y respeto, queremos el poder de decidir, no queremos vivir con miedo, no queremos que nos disminuyan, ya no más.
La lucha de la mujer por la igualdad de género no es algo nuevo, desde la Revolución Francesa las mujeres han marchado en busca de la igualdad y hecho peticiones para que se le otorguen los derechos que le pertenecen. El 1911 se celebra por primera vez el día Internacional de la mujer, pero incluso en ese momento, las mujeres no teníamos derecho al voto, a decidir por nosotras mismas, en muchas culturas, ni siquiera teníamos derecho de ir a la Universidad o escoger la profesión que quisiéramos.
Los tiempos han cambiado, ahora somos un motor importante para la sociedad, estos últimos años han comenzado múltiples movimientos como “Ni una menos” “Me too” o “Time’s up” que denuncian los constantes abusos hacia la mujer, así como la violencia a la que nos vemos sometidas todos los días, de una u otra manera.
Hoy quisiera recordar a las mujeres por las que luchamos, como Marina Menegazzo y María José Coni, las turistas argentinas que fueron drogadas y asesinadas en Ecuador y que la prensa aseguró que iban “solas” porque no les fue suficiente ser dos para estar acompañadas, porque si no tenemos un hombre con nosotras, estamos “solas”. O Vilma Trujillo, a quien quemaron viva con la excusa de que practicarle un exorcismo, pero que luego se descubrió que su comunidad la acusaba de adultera y por eso la asesinaron.
Quisiera recordar también a las 41 niñas que murieron en el incendio del Hogar Seguro Virgen de la Asunción en Guatemala, 18 de ellas encerradas bajo llave sufriendo un castigo, y todas siendo maltratadas por las autoridades del plantel. Quisiera recordar a Daiana García, Andrea Castaña, Noelia Akrap, Melina Romero, Chiara Páez, Gabriela Parra, en fin, me entristece decirlo, pero la lista de femicidios es demasiado grande para ponerlas a todas aquí, pero créanme, no las olvidamos.
También quiero aprovechar este día para recordarles por qué protestamos, lo que de verdad importa.
Yo protesto por la brecha salarial, porque tu salario debe estar enfocado en tu desempeño y no en tu género. Protesto contra los matrimonios arreglados, que están más cerca de lo que creemos siendo México, Colombia y Brasil países donde la tasa de matrimonios en mujeres antes de los 18 años es alarmante y la mayoría son vendidas a hombres mucho mayores que ellas, porque todas debemos poder elegir a quien amar, y sobretodo, debemos dejar a las niñas siendo niñas. Protesto en contra de la ablación femenina, porque no tolero que en pleno 2018 haya culturas tan ignorantes y misóginas como para realizar la mutilación genital femenina, eso no es cultura, ni religión, es un crimen. Protesto por la trata de blancas, porque América Latina no está exenta de la venta de niñas y jóvenes, por la violencia de género, por los femicidios. Protesto a favor del aborto, porque todas tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida.
Sí, quiero desearles un feliz día de la mujer, a todas aquellas que salen a trabajar día a día, o a las que se quedan en casa, a las que hacen lo que aman o a las que odian lo que hacen, a las que se maquillan y se arreglan y a las que simplemente no les importa, a las que aman a los hombres y a las que aman a otras mujeres, a las que son madres y a las que simplemente decidieron no serlo, a las que hacen todo bien y a aquellas que simplemente no se les dan ciertas cosas. A las que tienen todo controlado y a las que como yo, son un huracán, pero sobretodo, a aquellas que levantan su voz, defienden sus principios y defienden a sus hermanas.
Porque puedes no caerme bien, pero la sororidad no consiste en eso, consiste en que aunque no seamos amigas, nos respetamos, y si tenemos que levantar la voz para ayudar a la otra, gritamos más fuerte que nunca.

Feliz día, mujer. 

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