Es cosa de estrellas.

Cuando era pequeña mi abuela me decía que no se podían contar las estrellas porque si contabas la tuya... morirías, de aquí sale esta historia. 
Victoria y Mauricio llevaban dos años de novios, ella tenía diecisiete y el diecinueve cuando a ella le detectaron leucemia, parecía que su vida y toda su relación se había ido abajo. 
Una noche Mauricio decidió subir al tejado a ver las estrellas con Victoria...
-Contemos las estrellas...- 
Dice ella con lágrimas en los ojos.
-¿Por qué?-
-Mi abuela decía que si cuentas la tuya mueres ¿Quieres morir conmigo?-
Su voz se cortaba por el llanto.
-Moriré contigo si eso te hace sentir mejor.-
Y comenzaron a contar las estrellas.... 
-204, creo que es mi estrella. Te espero del otro lado-
Dijo Victoria mirando a Mauricio al cual le pareció un juego tonto para hacerla sentir mejor, acto seguido, Victoria deja de respirar.
Pasó el tiempo y Mauricio aún no lo podía creer, una noche diez años después estaba Mauricio sin camisa y en jeans fumando en el balcón de su ventana, con vista a la torre Eiffel, tal como Victoria soñaba... comenzó a contar las estrellas.
-¿Qué haces?-
Preguntó la chica en ropa interior que descansaba en su cama.
-Cuento las estrellas.-
-Eso es un caso perdido.-
-Supongo.-
Él jamás había contado a nadie sobre Victoria.
-¿Por qué lo haces?.- 
-Aún no encuentro mi estrella, Vicky me espera del otro lado hace un tiempo.- 
La chica jamás entendió, quizá pensó que Mauricio estaba loco pero ahora se le ve por las calles de París, en la estrella 3.102, quizá la siguiente es la suya.
Esta historia fue un sueño, quizá el sueño de un sueño... pero eso del amor, es cosa de estrellas.

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