Sin título, porque este sentimiento no tiene nombre.

Comenzar a depender de alguien es quizá la mayor decepción que un ser humano puede sentir, aunque comienza a depender de esa persona mucho antes de darse cuenta, cuando lo nota no hay nada peor que eso. 
Así me siento en este momento, atada a ti, siento que te necesito tanto que el no tenerte me carcome, me mata poco a poco desde adentro, el estar lejos de ti es quizá la mayor de mis torturas, quizá más ahora que me acostumbré a tenerte cada vez que quería, estar entre tus brazos, esa sensación de protección, de que si estoy contigo nada puede dañarme, la extraño, sentirme inmortal por un momento, sentir que puedo amar incluso siendo tan joven, sentir que puedo contra todos y que vencería uno por uno los obstáculos que me pongan con tal de estar contigo.
La peor parte de todo esto es que un lado de mí me dice que no estás ni cerca de la desesperación que he alcanzado por necesitarte, eso es más frustrante aún, sentir que a veces no me amas ni un tercio de lo que te amo a ti, sentir que no me buscas, que no te preocupas... 
El otro lado de mí ve todo lo que intentas y me dice mil veces que me amas, pero mi lado histérico y terco siempre gana, entonces es cuando entro en un mar de incertidumbre de donde difícilmente salgo con tus besos, esos besos que me sirven de salvavidas. 

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