Siete pecados.

¿Me espera el paraíso?
Si tocarte fue un sacrilegio
e ignoré la advertencia,
si quise ser todo, 
fuego, agua, tierra,
y terminé siendo nada.
¿Me espera el paraíso?
Si tuve pereza, 
de convertirme en arte,
de salvarme.
¿Me espera el paraíso?
Si actuaba ciega de deseo,
si pude haber puesto un punto,
y agregué dos más, 
sólo para tenerte a mi lado,
o encima, 
o debajo.
¿Me espera el paraíso?
Si sólo quise comerte todo,
no dejar bocado,
aunque ya no podía más.
¿Me espera el paraíso? 
Si quise todo en exceso,
todo sólo para mí.
Y cuando no pudiste dar más,
me consumió la rabia,
me encontré llena de ira. 
¿Me espera el paraíso? 
Si no fui capaz de pedir perdón,
porque no quise caminar más,
no de rodillas.
¿Me espera el paraíso?
Si ahora deseo otros ojos en silencio,
mirando por encima del hombro.
Aún en exceso, todo el exceso.
Entonces, ¿Me espera el paraíso?
Si me río de mis erorres.
Si todo pecado por cometer,
lo cometí,
y lo volvería a cometer.