¿Lo tomas o lo dejas?

Lágrimas que corrían rebeldes por mis mejillas, como soldados en una constante lucha de la razón y mi corazón. 
Errores acumulados uno por uno como granos en un saco. 
Miedo, a perderte, a estar lejos de ti, a equivocarme, a que nunca pidas perdón. 
A veces quisiera poder separarme de él, de todo lo que tiene que ver con él, siento que mi vida sería más fácil sin tantos enfrentamientos, sin enojarme hasta tirar todo, sin llorar por las noches o en la ducha para que nadie me pregunte nada y luego despertar con una sonrisa para empezar un día maravilloso.
Pero una parte de mí está segura que con él, con sus besos, cierta parte del dolor se hace más llevadero, más ligero. 
Creo que mi problema es que me gusta controlar a las personas, quiero que todo sea perfecto y justo a la medida y la vida no es así, a veces me pregunto  si soy yo la del problema y sé que si, en gran parte. 
Sinceramente no puedo cambiar, sólo puedo poner las cartas sobre la mesa y decirle ¿Lo tomas o lo dejas? 

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