Crónicas de media noche.

Estábamos ahí, solos, quizá no fue la mejor idea haberle dicho que se quedara mientras mi hermano llegaba... yo sabía que no iba a llegar, pero necesitaba verlo, mi cuerpo pedía a gritos ver a ese chico de ojos negros que era el único que hacía vibrar mi mundo entero con un guiño.
Comenzamos a hablar, y me preguntó si tenía novio, mi respuesta obviamente fue un no, luego mi edad, diecisiete dije muy bajito, sabía a donde quería llegar. Luego de una hora y media de indirectas y miradas de deseo, me besó. Y fue ese beso el que marcó mi vida, no fue un beso como lo demás, era un beso que me erizaba la piel, lo miré y creo que con mi mirada dije muchas cosas.
Le quité la camisa y lo miré con miedo, no sé porque lo hice, sentí que fue un impulso. Y allí comenzó todo, pasó lentamente sus dedos por mis piernas hasta llegar a mi falda y la bajo lentamente hasta quitármela. Me besó de los pies a la cabeza, y más.
Luego de todo se quedo dormido en mi regazo, me dijo al oído el más dulce te amo que jamás he escuchado y beso mis pechos, cayó dormido sobre mi regazo, hasta la mañana siguiente, cuando yo aún estaba despierta, mirándolo mientras dormía, recordando mis crónicas de media noche.

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